A fines de 1861 llegaron
a esta zona las primeras oleadas migratorias de europeos,
en su mayoría suizos.
El 25
de abril de 1862 se
registra el mayor número de arribo de emigrantes, día
que se toma como "fundación" de la ciudad.
La colonia se fue consolidando y el trabajo
agrícola se convirtió en
una de sus principales bazas de sustentamiento, en especial la fruticultura
y la lechería. El 26
de mayo de 1894 se
promulgó la Ley de declaración de "Pueblo".
Suiza,
que en ese entonces atravesaba por una fuerte crisis económica, obligó a
que muchos de sus ciudadanos debieran buscar mejores posibilidades en el exterior,
para lo cual América representaba
una posibilidad de prosperidad y progreso. En el caso de Uruguay, en concreto,
ofrecía una gama de alternativas a los inmigrantes, no sólo por
su estabilidad y hegemonía, sino porque además disponía
de grandes propiedades rurales y prueba de ello es el afincamiento de las primeras
viviendas en el litoral oeste, sobre los departamentos de Colonia y Soriano,
destinadas a la productividad agrícola y ganadera.
Nueva
Helvecia: enclave europeo
La ciudad, si bien ubicada en Uruguay, comparte
una serie de rasgos y similitudes con Europa, principalmente
con Suiza, Alemania y Francia, como resultado de su estrecho
vínculo con el monopolio
cultural y social de esos países.
La fiesta del primero de agosto,
celebrada en los cantones suizos, es aún más notoria
y extravagante en Nueva Helvecia. Asimismo, la conmemoración
en torno al aniversario de la Confederación Helvética
se extiende incluso hasta por un período de treinta días,
comenzando con el tradicional llamamiento de las Iglesias católica
y evangélica, y culminando con un almuerzo de estilo familiar
en el que se reúnen autoridades departamentales y nacionales.
Por otro lado, un aspecto relevante
de la arquitectura neohelvética
es que, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades uruguayas,
en este cono urbano es posible apreciar un diseño de naturaleza
heráldica,
en el que cada edificación porta un escudo simbólico
en referencia a los diferentes cantones suizos desde donde llegaron
los primeros pobladores de la metrópoli.
No es menos importante el hecho de
que en Nueva Helvecia predomina una gastronomía distinta,
más arraigada a aquella de Europa
central, en la que destacan una amplia variedad de quesos,
lácteos y sus derivados. El famoso queso colonia, así como
el semiduro y el dambo, fue introducido en 1868 por
Juan Teófilo Karlen, de origen suizo, y que junto a su familia
se establecería en la ciudad para dar comienzo a una nueva
cultura y un estilo culinario hasta ese entonces bastante ajeno
al conocimiento de la población local.
La herencia
suiza
A modo de síntesis, el legado suizo en el Uruguay es más
profundo de lo que parece. No en vano, el país fue conocido
a mediados del siglo
XX como la Suiza de América Latina, no solo
por la proporción geográfica que hace de este territorio
un perfecto homólogo de aquella nación europea, sino
porque de alguna manera, la llegada de suizos, en general, y de
italianos, franceses y alemanes ,en particular, representó un
hecho trascendental para la posterior organización política
de un país que se mostró receptivo a las influencias
extranjeras.
Actualmente es posible comprobar que, pese
al paso del tiempo, Nueva Helvecia sigue siendo afín a las costumbres
de sus antepasados y aún mantiene un fuerte vínculo
social y cultural que la diferencia notoriamente del resto de Uruguay,
más familiarizado con la sociedad española e italiana.
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